Saltillo 451° Fahrenheit.
Saltillo 451° Fahrenheit. Jesús H. González de León.
451 grados Fahrenheit es la temperatura a la que quemaban los libros en la novela del mismo nombre. En ella se describe una sociedad que no leía libros, no disfrutaba de la naturaleza, ni pasaban tiempo a solas, no pensaban de manera independiente, ni tenían conversaciones significativas. Eran personas muertas espiritualmente, a las que se hace referencia como máquinas, miembros de una cultura insustancial. Lo que si hacia esa sociedad era ver cantidades excesivas de televisión, escuchar radio y manejar rápido.
Algunas minorías de la sociedad decían que los libros los ofendían, así que los escritores evitaron ofender a nadie y los libros empezaron a verse como que todos eran lo mismo. La sociedad decidió quemar los libros para no permitir que hubiera opiniones en conflicto.
Otro factor era la envidia, a la gente no le gustaba sentirse inferior a aquellos que leían mas.
Montag era un “bombero”miembro de el escuadrón que se dedicaba a quemar los libros, quien harto de la superficialidad, se dió cuenta que el principal valor que los libros contienen es una conciencia detallada de la vida, del placer de leer, la libertad de actuar de acuerdo a las ideas de los libros y por eso buscó verdades substanciales en ellos.
En nuestra ciudad; la “ex Atenas del norte”, cuna de poetas; no quemamos libros, las librerías simplemente quiebran sin una esquela que les dé el pésame por la perdida para la comunidad. Aquí las causas de la no lectura pueden ser las mismas que en Fahrenheit, aunadas a la falta de tiempo, dinero, ganas y los videojuegos que tanto tiempo roban a los niños.
Por otra parte, ayer inicio la Feria del libro en el museo de las aves, organizada por la librería Julio Torri. Es un buen esfuerzo por promover la lectura entre los adultos y principalmente los niños, ya que ellos adquieren el amor por la lectura viendo a sus papas leer, escuchando los cuentos que les narran, o cuando se adentran en un libro adecuado, como es uno de aventuras que exalta su imaginación. No cuentan las lecturas de “TV y novelas”, “Fama”, tiras cómicas, ni la caja de los cereales o los anuncios de la calle.
El hábito de la buena lectura enriquece la cultura, incrementa el conocimiento y forma un criterio objetivo del bien y del mal, lo que le permitiéndole exigir un buen gobierno.
Cuando un pueblo esta sumido en la ignorancia, sufre de males como la pobreza y el desempleo. Fidel Castro se burló de Bush diciéndole que no puede discutir con un cubano del noveno grado. No sabemos si en Cuba lean sobre democracia. Un estado o partido totalitario cree que “ciertos hombres por tener un conocimiento mas profundo de las leyes de desarrollo de la sociedad, por una situación de clase o por contacto con las fuentes mas profundas de la conciencia colectiva, esta exento del error y puede ejercer un poder o un bien absoluto y se erige por encima de todo los valores, no puede tolerar que se sostenga un criterio objetivo del bien y del mal, por encima de la voluntad de los gobernantes y que en determinadas circunstancias pueda servir para juzgar su comportamiento.”
El papel del bombero Montag, cuando se unió a un grupo de intelectuales rebeldes a su sociedad, fue el de memorizar el libro bíblico del Eclesiastés. Excelente libro es ese. Necesitamos gente como Montag en nuestra sociedad que se aprenda y practique el Eclesiastés. jesus50@hotmail.com
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