Trabajo y aburrimiento
Trabajo y aburrimiento. Jesús H. González de León.
Este era un señor que tenia el trabajo de abrir y cerrar una puerta pesada, que tenia un cristal reluciente. Siempre se quejaba de que su trabajo no era importante, de que era un trabajo humilde y aburrido. No era como el de esos grandes señores que se quedaban hasta tarde en amplias oficinas. Un día decidió no ir a trabajar , pensó que nadie se daría cuenta. Ese día la gente empezó a batallar, no sabían para que lado abría la puerta. Un niño que intentaba pasar no podía con sus fuerzas abrir esa puerta. Una señora topó con el vidrio transparente de la puerta, lo rompió y se cortó la cara.
Cuando el señor regreso a su trabajo le platicaron todo lo que había sucedido en su ausencia. Se dio cuenta de que su trabajo es digno e importante, que requiere de una atención a los detalles y responsabilidad en su desempeño. De la misma manera el señor de la limpieza nos permite trabajar en un ambiente agradable e higiénico. El que coloca bien un tornillo a un carro evita accidentes, salvando vidas. El que sirve y prepara los alimentos y arregla la casa, tareas que a veces no valoramos, nos hacen vivir una manera digna. “En el trabajo, la persona ejerce y aplica una parte de las capacidades inscritas en su naturaleza. El valor primordial del trabajo pertenece al hombre mismo que es su autor y su destinatario. El trabajo es para el hombre y no el hombre para el trabajo.” De nada le sirve a alguien trabajar y ganar mucho a costa de una salud disminuida o de quedarse sin tiempo para atender a su familia ni para gozar del fruto de su trabajo. Dice Erich Fromm que “El hombre se encontró angustiado, solo, atemorizado y venció este malestar entregándose a una furiosa manía de trabajar y tener éxito. Se sintió seguro en esa sociedad industrial, buscando consuelo en las organizaciones. Ese sistema industrial esta relacionado con la gran pasión por consumir todo tipo de productos, para evadirse de su realidad. Todo ello alentado por la misma industria que lo sugestiona y seduce a que consuma mas, reduciendo su libertad a escoger entre las marcas de productos y diversiones.” Sin embargo, continua Fromm, el hombre moderno padece de aburrimiento. Este tiene que ver con la falta de vivacidad interna, actividad positiva, relación autentica con el mundo, interés por las cosas que están a nuestro alrededor y principalmente con la falta de amor a la vida. El aburrimiento es lo contrario de la alegría. El hombre moderno sabe poco de la alegría. Sabe que es el placer, que es la diversión, que es la admiración por algo, pero la alegría, ese sentimiento profundo, ardiente, que no requiere estimulo ni aparato, que es ligero y grave al mismo tiempo, es una rara experiencia. En realidad el problema de vivir no es el de estar contento, sino el de estar muy vivo. El sentir alegría o tristeza es secundario a sentir viveza. Si ya deje que hablará Fromm, lo dejo concluir: “La vida tiene que hacerse muy interesante para el individuo, no que sirva sólo para ganarse la vida. Para ello hace falta que cambien no solo nuestros valores reales....los fines de lucro y la organización tienen que dejar de ser los señores del hombre y hacerse sus servidores.” jesus50@hotmail.com
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